No pasa nada si la chica veinteañera no está muy experimentada en eso del sexo con otra chica. Ahí esta la madurita para enseñarle todo lo que necesite saber y darle un buen rato de placer. Fue algo casual, la mujer se dejó las llaves del coche puestas y la veinteañera se lo avisó. Ese favor tuvo una enorme recompensa, un polvazo lésbico para estrenarse y correrse como nunca lo había hecho antes.